jueves, 28 de mayo de 2009

Varios de hoy.


Pude hoy escribir, hermosos versos

Con pluma maravillosa…


Cerca oí tu susurro, supe que me llamabas

Conmigo estabas, no podía ser posible,

¡De otra forma inadmisible!,

Eras Tú el que iba conmigo.


Hoy el viento me hizo reír,

Me hacía cerrar los ojos y sentirlo

Me hacía oler, sentir, respirar, disfrutar…


Hoy te canté al oído, me sonreíste

Hoy recité poemas, te agradaste

Hoy dancé para ti y tú danzaste.


Cual Padre, cual Amor

Sonreíste, sonreí.

Romántico, romántica…

¡Cuánto te amo!


Tu voz me decía, sin duda poesía,

Susurros inefables de amor

Sonrisas eternas de paz

Un atardecer completo,

Sólo tu bondad.



Cual canción hermosa

De copiosos acordes

E inmensas melodías,

Tu voz me sonreía

(Solía ser fantasía)


Me diste un regalo;

¡Tesoro eternamente!

Mi amarillo perfecto,

Tu luz enternecida,

Sin semejante alegoría.



Hoy pude escribir, con la pluma de mi voz…

lunes, 11 de mayo de 2009

Fue por amor


"Y allí estaba yo...


Era de noche, y la escena venía repitiéndose hace algunas semanas. Mis ojos estaban fijos en la vereda, mi rostro estaba sucio, mi ropa mojada y mi cuerpo tiritaba; tanto fue el tiempo de estar ahí… Triste escena; un paisaje oscuro, yo sentada en el suelo, apoyada en la pared, y el frío calándome los huesos.
Entonces, mientras en mi mente y corazón te buscaba entre mis recuerdos, mi alma gritaba que volvieras a mí, pero mis labios permanecían inmutables...


Y de pronto tu apareciste, ahí, solo te observé de reojo, no quise verte de frente, me avergonzaba mi situación... Tú avanzaste y sin importar el lugar que fuese, te sentaste a mi lado. Recuerdo que vestías de blanco, no con exactitud las prendas, pero si que tu atuendo era perfecto, sin ninguna mancha, y no te importó sentarte sobre ese suelo lodoso, no te importó ensuciarte para acercarte a mi.


Ahí estuvimos, haciéndonos compañía en medio del silencio.


Mis ojos no se cerraban y seguían fijos... vimos, sin observar, como la neblina nos cubría con sus fríos brazos, vimos escarcharse todo el césped a nuestro alrededor, vimos como las mantas de oscuridad nos cubrieron, y vimos, al final, como aparecieron los primeros rayos de sol sobre nuestras cabezas... Y ahí estuviste Tu. No te apartaste. Aún cuando creí haber sido olvidada por ti; allí estabas. Y no quisiste llevarme a ningún lugar, esperabas mi reacción, mi decisión.

Cuando el sol ya se instalaba en su lugar, entonces, me puse de pie, me había decidido a salir de donde estaba, y cuando te levantaste detrás de mi, caí en tus brazos... no supe más...
Cuando desperté mi vestido era otro; mi rostro, mis manos, cabello y uñas estaban relucientes... Estaba acostada en una cama preciosa, y había tenido un sueño totalmente placentero, y a mi lado estabas tú, con era mirada dulce, observándome; tu rostro lo dijo todo... me amabas; y yo no quería alejarme otra vez de ti.
Aún agradezco que me hayas rescatado de ese hoyo, que me hayas acompañado, y que hayas respetado mi decisión. Que estando yo así... aún como jamás pensé estar, no hayas mirado la miseria que me rodeaba sino la fragilidad y la sinceridad de mi corazón...”

sábado, 9 de mayo de 2009

Mi vida en 100 palabras



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Tomó la vasija en sus manos, la observó largo rato.
Vio su interior y tomó lo que en el había.
Sacó polvo, restos de amor, viejas promesas; lo eliminó, sacó todo; lo desechó.
La admiró, la vio con compasión, la tomó y la amó.

La acercó hacia sí, la cubrió y abrazó.
Quitó sus brazos.

Sorpresa.

No había vasija.

Estaba hecha pedazos, trizas en el suelo.
Tardó su tiempo... pero la reconstruyó.

Ya nada era igual.

En su interior solo había Fe, Amor, Gozo, Bondad.
Se detuvo; la observó.... ¡la amó!
..Entonces murió el vacío que había en mi..