miércoles, 2 de junio de 2010

Sueño 2009.-

"Esta vez estuve en Sierra Leona en medio del caos de la guerra civil que se peleó durante 10 años en esa pequeña y golpeada nación.

Estoy en una casa que apenas se afirma sobre 4 palos que no tienen cimientos. El piso es de tierra, dulce tierra roja. Y apenas hay una mesa con un par de sillas, uno que otro mueble. El caos es espantoso, apenas puedo oir mis pensamientos. Sobre la mesa, apoyado en una silla yace un hombre. Su mirada es impresionante, indiferente a la situación, está ensangrentado, llorando, transpirado, sucio, ido.. Dos hombres lo golpean y ríen sobre él. Con la culata de algo que asimilo a una escopeta le pegan en las caderas... jamás he oído tal crujir de huesos en mi vida. Es impresionante. Indiferencia, maldad, satanás mismo actuando en esos 3 hombres de piel negra.
Yo lloro, no puedo tapar mis ojos, no puedo dejar de ver lo que pasa. Tampoco puedo estar ajena a lo que sucede afuera. Gritos de mujeres, llantos desesperados, correteras por aquí y por allá. Sonidos de explosiones, disparos, golpes, gritos. ¡Tanta desesperación!
De pronto alguien toma mi mano y me jala hacia afuera... el panorama es desolador. Gentes muertas por la calle, si a un pasadizo de tierra puede llamársele así. Madres que lloran a sus hijos, hijos que lloran a sus madres. Hombres con armas, ¡tantas! Corren, lanzan bombas. Caos total. Ni siquiera alcanzo a comprender por qué pelean o quiénes se enfrentan. Sólo veo muerte.
Mi amigo, o quien me llevaba, me hace correr. Había que alcanzar a comunicarnos con mi casa temprano. Llegamos a una suerte de centro comercial, donde había formas de comunicarse y nos encontramos con la triste sorpresa de que no podríamos hacerlo. Discriminación. ¿Por qué? No lo sé. Eso es lo que entendí.
Estaba al otro lado del mundo, en plena guerra y sin modo de comunicarme con mi familia."




Todos estos sueños han sido extraños, pero el Padre ha ido poniendo en mi corazón un amor más y más profundo por Sierra Leona, donde pienso que me encontrarán cuando quieran ubicarme en algunos años más..

Sueño 2008.-




“Me encontraba en el África negra, eso lo tengo por cierto. Estaba acompañada por un hombre, ambos estábamos conscientes y seguros de lo que hacíamos.
Estábamos predicando en una suerte de restaurant muy grande, muy pobre, oscuro y para nada limpio. Teníamos a nuestro haber un radio, una biblia y nada más. Papá iba a nuestro lado. Mientras predicábamos allí llegó la policía local, en un vehículo azul, nos sacaron de ahí. Respetuosamente nos explicaron que no podíamos predicar libremente y menos en un lugar como ese.
Nos subieron al móvil y nos llevaron a casa, donde no podíamos hacer nada más que llorar y clamar al Señor con angustia en nuestro corazón por lo que estaba sucediendo en esa tierra.”

Sueño 2007.-




“Llegué, no sé a que lugar. Mi amiga no estaba.
El lugar era extremadamente pobre, sólo unos departamentos, total silencio, nadie en las calles. Debió ser un régimen militar, nadie podía estar en la calle, aún cuando eran las 4 de la tarde. Esperé unos 15 minutos, llegó mi amiga. No me saludó, tomó mi mano, y casi corriendo, me llevó a su "casa" (en realidad, solo una pieza). Llegamos, me explicó que a esa hora no se podía estar en la calle. Conversamos, como si nos conociéramos toda la vida.
De repente, sonó, no se si un timbre o una campana, pero lo hizo por mucho rato. Salieron todos los que estaban dentro de alguna "casa". Salí con ellos. Conteo. Demasiada gente en ese lugar, los soldados debían "disminuir" la cantidad de personas. Todos en filas, como si fuéramos la parada militar, pero esto, era horrible.
Soldados en los terceros pisos, mucha gente, mucha gente en la calle. Miro hacia arriba. Metralletas. No!, metralletas. Nunca sentí tanto miedo. Comienza la balacera. En unos segundos estarían llegando las balas al lugar donde estábamos. Mi corazón latía demasiado rápido. No sabía qué hacer. Solo lloraba. Silencio. Muchos niños, en silencio total, era una situación normal, no menos horrenda, pero normal para ellos.
Llegaron las balas. La pequeña que estaba a mi lado cae. Se desangra. Muere. Qué susto!!. Nunca sentí tanto miedo.
Quería irme. Quería mi Chile. Paz. Dejar esa angustiante situación. Angustia en exceso. Quería volver, pero no podía dejar a mi amiga ahí. No. Ese era mi deber. Estar con ella era necesario."

Inefable.

¿¡Qué sentido tiene!? Me gritó mi madre antes de salir…

Seguro ella no podía entender lo que yo estaba sintiendo. Y la verdad es que yo tampoco lo entendía a cabalidad. No sabía con certeza lo que se gestaba en mi corazón. Quizás porque nunca lo había experimentado antes. No sabía que podía ser niña. No sabía que había un Padre Amoroso esperando que decidiera mirarlo. ¡El ya me había adoptado! Y yo era incapaz de verlo… Estaba ciega. Y no comprendía.
Mi estrecha mente no razonaba en el momento en que salí de mi hogar.
Me dirigí a un parque hermoso, que sólo había visto antes mientras dormía. ¡Un lugar tan maravilloso solo podría ser real en un sueño! Y yo lo encontré.
Cuando pisé ese césped, corrí desesperadamente alrededor de aquel campo, no podía detenerme ni dejar de sonreír. Era espectacular. ¡No podía ser mejor! Era mi felicidad en plenitud. Seguía moviéndome. Hasta que caí al suelo. Al pasto. Lo toqué. Lo sentí. Lo respiré. Sonreí. Fue una sensación de ensueño. Inexplicable…
¡Fui niña! Y experimenté esa confianza impresionante… de tener los ojos de mi Padre sobre mí, cuidando que nada pasara. Me dejaba jugar, y disfrutaba de mi felicidad. Jajajaja… no podré dejar de sonreír. ¡Aún menos ser feliz! Soy una niña en tus brazos.

¡Qué paz!